Ha querido la casualidad que nuestras dos primeras lecturas hayan estado protagonizadas por dos psicópatas, dos personajes trastornados carentes de empatía y de remordimientos ante conductas gravemente antisociales como el secuestro o e asesinato. En El Sótano, de la joven Natasha Preston, asistimos a la delirante historia de Clover, un hombre que mantiene secuestradas en su sótano a cuatro mujeres bajo la ilusión de que forman una familia. En esta larga y por momentos monótona novela, no exenta de tópicos, el protagonista es un ser traumatizado por el recuerdo de la ruptura de su familia a causa (según él) de una prostituta. Se conoce que la responsabilidad del padre no debió de ser tan grande como la de la chica. De modo que el Clover adulto, que como Norman Bates aún escucha a su madre muerta, se dedica por un lado a asesinar prostitutas y por otro a mantener secuestradas a otras chicas a las que llama "flores", provee de alimentos, ropa y películas de vídeo y viola de vez en cuando. Las reacciones de los personajes femeninos, no demasiado exploradas por la autora, van desde la sumisión rayana en el síndrome de Estocolmo hasta la rebeldía frontal con funestas consecuencias.
En cuanto a nuestra segunda lectura, la novela Descoñecidos de
David Lozano nos acerca a un tema de gran interés para esta generación actual
de jóvenes, esa que ha crecido con las redes sociales como elemento
nuclear de socialización. La identificación del yo real con el yo virtual, la
erosión de los límites de la intimidad, la difuminación del concepto de
privacidad son algunas de las claves de esta emocionante novela, cuya acción
transcurre a lo largo de una sola velada. Lara y Wilde son los protagonistas de
esta historia en la que los nombres, real el de ella y seudónimo el de
él, ya nos dan cuenta de lo asimétrico de una relación que surge por las
redes sociales y desde allí salta a una aparentemente inofensiva cena en un Mc
Donalds de Barcelona. Como suele ocurrir, el (en principio) encantador chico resulta
tener un lado oscuro y violento que, de no ser por la intervención de una
eficaz jueza, hubiera acabado con la vida de la joven Lara.
A nuestras lectoras les gustó más esta segunda novela, de una extensión más acorde a los hechos relatados y no tan innecesariamente larga y repetitiva como se hizo El Sótano. Además, Descoñecidos nos brinda una historia más verosímil a la par que alguna escena de notable tensión narrativa como la que tiene lugar en el aparcamiento.
Para las próximas lecturas, en cualquier caso, hemos decidido dejar fuera a los psicópatas.
A nuestras lectoras les gustó más esta segunda novela, de una extensión más acorde a los hechos relatados y no tan innecesariamente larga y repetitiva como se hizo El Sótano. Además, Descoñecidos nos brinda una historia más verosímil a la par que alguna escena de notable tensión narrativa como la que tiene lugar en el aparcamiento.
Para las próximas lecturas, en cualquier caso, hemos decidido dejar fuera a los psicópatas.
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