Las últimas lecturas de 1ºC, con los exámenes ya asomando al fondo, fueron estas dos novelas, que, cada una a su manera, nos hablaban de un tema tan importante en la adolescencia como el de la aceptación del individuo en un grupo.
María del Carmen de la Bandera nos acerca en esta primera novela a ese mundo turbio adyacente al fútbol, poblado de fanatismos, insultos, peleas y demás desgracias tan alejadas de lo que debe ser el deporte. El protagonista es Quique, un niño normal de doce años para quien sus mayores intereses en la vida son su abuelo, su perro y su equipo de fútbol, el Real Majestic (un trasunto del Real Madrid de los 90). Es meritorio cómo se refleja en la historia el grado de sumisión ante la manada hincha de su equipo y la intensidad del odio hacia la afición rival. Son dos cuestiones que, vistas desde el atolondramiento pasajero de alguien inmerso en ese ambiente, suponemos que serán muy diferentes que observadas con la distancia y el desapasionamiento de una persona ajena a esa idea del fútbol. Ese será el problema de Quique, verse dentro de ese mundo, de manera no elegida y con negativas repercusiones en su vida académica, amorosa y familiar.
La reflexión obligada nos remite a esa idea del fútbol como fenómeno de masas, convertido de algún modo en un sustituto civilizado de la guerra. Jugadores como guerreros medievales en lucha con ejércitos enemigos, entrenadores que no saben comportarse, periodistas que son como juglares del medievo en cuyas crónicas el propio lenguaje así lo delata cuando leemos textos sobre atacar, defender, cañonazos, misiles, obuses, batallas, fusilar...
En cuanto a Wonder, la exitosa novela de
Raquel Palacio, la verdad es que nos gustó mucho a todos. El punto de partida es doloroso y está centrado en la malformación craneofacial por un trastorno genético de su protagonista, August. A partir de ahí asistimos como lectores a un carrusel de pequeñas victorias, no exentas de algunos tropiezos, que contribuyen a mejorar la autoestima, la inclusión y en definitiva la felicidad del joven protagonista y de quienes le quieren. La obra gana en complejidad dado que encontramos hasta cinco voces narradoras distintas de otros tantos personajes que aportan visiones complementarias y enriquecedoras a la misma historia. Destacamos las de sus amigos Summer y Jack y la de su hermana Olivia.