mércores, 17 de marzo de 2010

Él creía saber cuanto puede saber un hombre

El camino (fragmento)
" Pero a Daniel, el Mochuelo, le bullían muchas dudas en la cabeza a este respecto. Él creía saber cuanto puede saber un hombre. Leía de corrido, escribía para entenderse y conocía y sabía aplicar las cuatro reglas. Bien mirado, pocas cosas más cabían en un cerebro normalmente desarrollado. No obstante, en la ciudad, los estudios de Bachillerato constaban, según decían, de siete años y, después los estudios superiores, en la Universidad, de otros tantos años, por lo menos. ¿Podría existir algo en el mundo cuyo conocimiento exigiera catorce años de esfuerzo, tres más de los que ahora contaba Daniel? Seguramente, en la ciudad se pierde mucho el tiempo -pensaba el Mochuelo- y, a fin de cuentas, habrá quién, al cabo de catorce años de estudio no acierte a distinguir un rendajo de un jilguero o una boñiga de un cagajón. La vida era así de rara, absurda y caprichosa. "

martes, 2 de marzo de 2010

De charla con J.M.Gisbert, por Antía Álvarez




Lo primero que hizo Joan Manuel fue presentarse y contar su historia. Nos contó un montón de cosas sobre su vida, todo con muchos detalles y relatos muy entretenidos sobre su niñez. Me pareció un persona muy creativa y muy sabia. Esa creatividad está en sus libros y en su forma de hablar. En la charla que nos dio demostró que sabe mucho sobre la vida y los sentimientos.
Yo fui una de las afortunadas personas que habló con él. Pero no fue lo típico de que el alumno le pregunta a la persona importante sino que fue al revés. Me hizo dos preguntas sobre el tema del que estábamos hablando, que eran las bodas. La primera pregunta fue: "cuando llegue el día de tu boda (si algún día decides casarte), si tuvieras miedo de que alguien dijera algo cuando el cura dice el que tenga algo que decir , que hable ahora o calle para siempre , ¿qué opción tomarías?
1ª Ir el día anterior y sobornar al cura para que se salte esa parte.
2ª Ir con mucha valentía a casarte.
Yo elegí la segunda, me pareció más normal y sensata.

La otra pregunta que me hizo fue: "llega el día de la boda y no has hablado con el cura para que se salte esa parte. ¿Te sentirías arrepentida y temerosa por no haberlo sobornado o estarías tranquila porque no has hecho nada? Otra vez, elegí la segunda opción.

De lo que también me acuerdo es que dijo que no me fiara de los hombres porque eran muy infieles y de que tenía un flequillo muy bonito.

Aprovecho para darle las gracias por todo lo que nos enseñó a mí y a mis compañeros y mi enhorabuena por el libro "El museo de los sueños".